Por fin. Desde Bruselas, y con participación de los 27 países miembros de la Unión Europea (UE), se acaba de aprobar un acuerdo para que por fin haya como mínimo un punto de recarga eléctrica para vehículos cada sesenta kilómetros en lo que llaman la red básica de los países que pertenecen a la Unión Europea. Ha sido aprobado este martes 25 de julio de 2023 y entrará en vigor en el año 2025 y tiene como objetivo principal contribuir a reducir la huella de carbono en el Viejo Continente.

Efectivamente, ya queda menos. Desde Bruselas se ha instado a todos los países miembros a que lleguen a un acuerdo en breve para la implantación de al menos un poste de recarga para vehículos eléctricos con una distancia de menos de cien kilómetros entre puntos. De hecho, eso es para la red básica de carreteras, porque en el resto, o RTE-T (Red Integral Transeuropea), será cada 100 kilómetros al menos también de un punto de carga. Se prevé que se complete en el año 2030.

La ley obligará no solo a esa distancia máxima entre puntos de recarga, también a que estos sean de al menos 150 kW de potencia, lo que supone también una garantía en la movilidad eléctrica general. A su vez, también contempla los puntos de recarga para el transporte pesado, cuya cadencia en espacio será la misma pero la potencia instalada habrá de ser de 350 kW.

Paralelamente, la norma también persigue más objetivos con el fin de contribuir a reducir la citada huella de carbono y la movilidad eléctrica. Se trata de aumentar igualmente el número de puntos de repostaje de combustibles alternativos en las gasolineras. De esta forma, tanto los usuarios de los vehículos eléctricos como los demás pueden proveerse de la energía que necesiten para moverse con la misma facilidad.

Por si fuera poco, a partir del año 2030 también se ha tenido en cuenta que se instalen estaciones de carga de hidrógeno tanto para vehículos de turismo como para el transporte más pesado, y tanto en las ciudades como en las carreteras donde la distancia máxima será de 200 kilómetros. Es más, dentro de los puertos marítimos donde atraquen u operan grandes buques tanto de recreo como de carga también tengan acceso, además de que en los aeropuertos todos los aviones sean aparcados en los llamados fingers o puertas de embarque con el fin de que no necesiten electricidad generada a través de generadores que necesiten combustión y puedan hacerlo de la red eléctrica.