Que lo del vehículo eléctrico no es de ahora hay gente que no se lo cree. Tranquilamente, y a grandes rasgos, se puede decir que el invento del coche eléctrico es del siglo pasado y de muy atrás. Porsche, que incluso ahora hace alarde de espectaculares modelos electrificados, como no podía ser de otra manera, muestra orgullosa en su museo de Sttutgart una rueda con un motor eléctrico obra de Ferdinand Piëch. Y es solo un ejemplo, porque hasta Ford electrificó al principio sus famosos modelos.

De entre esos muchos ejemplos, hay uno muy significativo que vamos a destacar aquí. Es el vehículo llamado “Le Jamais Contente”, o el nunca satisfecho o nunca contento traducido del francés. Este, ahora, singular y ya clásico vehículo eléctrico, se hizo famoso nada menos que en el año 1899 cuando batió un récord de velocidad en Achéres, París, Francia, alcanzando los 105,88 km/h. Por conseguir llegar a esa velocidad ya sería noticia en aquel entonces, pero lo mejor es su singularidad mecánica.

DOS MOTORES ELÉCTRICOS CON UN TOTAL DE 68 CABALLOS

Qué un coche tenga 68 caballos de potencia hoy en día nos parece hasta ridículo, excepto para algún urbanita de turno. Pero para aquella época no estaba tan mal. Además, Le Jamais Contente no solo tenía un especial diseño de carrocería en forma de bala, o gota de agua... o más bien puro con dos puntas. Era característico porque además estaba muy elevado ya que se encontraba sobre un chasis de cuatro ruedas que mostraba mucho espacio por debajo, pero es que era eléctrico. Sí, eléctrico puro ya en 1899, capaz de desplazarse sin problemas... y hasta de batir récords. Y no era precisamente el primer coche eléctrico en esos momentos.

Lo construyó Camille Jenatzy en Bélgica precisamente a finales del siglo XIX. Jenatzy era hijo de un afamado por entonces fabricante de caucho, y además ingeniero. Este coche, que aún se conserva en el Museo del Automóvil de Compiègne, en Francia, pesa 1.450 kilos y consta de dos motores eléctricos de 25 kW de potencia. Un peso hoy día considerable aunque tampoco excesivo, pero que entonces era liviano gracias a los esfuerzos en su construcción de la carrocería, fabricada en una aleación de magnesio, tugsteno y aluminio. Nos preguntamos cómo hubiera sido mayor la eficiencia si Jenazty hubiera conocido entonces los avances en construcción de automóviles, materiales y aerodinámica de ahora...

Otra de las preguntas que pueden plantearse es por qué construir este coche eléctrico para batir un récord de velocidad. Pues, entre otras cosas, porque por aquella época ya existía un importante mercado de coches y carruajes que se servían de la electricidad para impulsarse, lo que significaba un futuro prometedor en este campo. Tanto, que después de participar en varias competiciones, Le Jamais Contente batió el 29 de abril de 1899 el récord de velocidad con esos 105,88 km/h antes citados que, para otros coches impulsados por combustibles (gasolina) estaba entorno a los 98 km/h...

¿Qué por qué ha habido que esperar tanto para el renacer del coche eléctrico en nuestras vidas? Bueno, esa es una larguísima historia mucho más complicada llena de intereses económicos contrapuestos, del petróleo barato y el poder de sus compañías, de una falta de entendimiento y respeto por el medio ambiente...