Como cualquier vehículo, el eléctrico tiene sus particularidades tanto de utilización y/o conducción como de mantenimiento. Un buen mantenimiento es la clave para que todo “artilugio” mecánico prolongue su vida útil mucho más allá incluso de lo que se puede llegar a pensar.

Con un vehículo eléctrico pasa lo mismo. Y uno de sus componentes esenciales es la batería. No solo porque almacena el “combustible” que necesita para mover el motor, sino porque de su cuidado y de la forma de las cargas va a depender mucho su eficiencia y durabilidad.

Cuidar de la batería de un vehículo eléctrico es muy fácil. A grandes rasgos, es como la de nuestro teléfono móvil o incluso, casi, como la del coche de motor térmico que sirve para arrancar, salvando todas las distancias, claro. Adoptar una serie de pautas muy fáciles y sencillas es la clave.

PUNTOS BASE IMPORTANTES

Es importante saber la temperatura ambiente en la que utilizamos la batería de nuestro vehículo eléctrico. ¿Por qué? Pues porque las temperaturas extremas, tanto de calor (por encima de 40 grados) como en frío (por debajo de los 0 grados) no son buenas para su correcto funcionamiento. Si son muy altas, o bajas, pueden afectar al rendimiento de las baterías. Le pasa, por ejemplo, a los teléfonos móviles a los que antes hemos aludido, porque dejan de funcionar momentáneamente. En un vehículo eléctrico alcanzar un punto tan negativo es bastante más difícil, pues la mayoría tienen algún sistema de refrigeración previsto.

Otro dato a tener en cuenta, muy importante, es la carga/recarga. En la mayoría de los libros de entretenimiento o mantenimiento de cada vehículo aparecen los consejos básicos para este apartado. Es importante, si no se necesita, y eso es en el 99,9 por ciento de los casos, no someter las baterías a descargas muy bajas o totales, ni tampoco a cargas del 100% (lo que sería un ciclo).

Como todas las baterías, las de los coches eléctricos tienen un límite de cargas y descargas (lo que algunos llaman o confunden con la “memoria” de las baterías que, en el caso de las de iones de litio, y que son la mayoría sino todas en los vehículos eléctricos modernos y que representan en realidad los llamados ciclos).

Llevar este punto lo más a rajatabla posible es ideal y hasta fundamental, porque las cargas serán más beneficiosas y harán que la eficiencia de la batería sea mayor así como su vida útil. Por eso, lo ideal es mantener el rango de capacidad de la batería entre el 20 y el 80% el mayor número de veces. Lo mejor es la carga lenta y, por tanto, cargar así el mayor número de ocasiones posible. También lo mejor es que las cargas se hagan en corriente alterna, mejor que las rápidas en corriente continua. Eso no significa que no se puedan hacer estas últimas, por ejemplo en viajes, pero cuantas menos mejor.

Y tercer punto, lo mejor también es hacer una conducción eficiente. ¿Qué por qué? Pues porque sencillamente gastaremos menos. Y gastar menos significa descargar menos la batería y hacerlo de manera más lenta y eficiente. Por tanto, evitaremos tener que estar cargando más veces y ayudaremos a que la batería de nuestro coche eléctrico dure mucho más. La mayoría de los fabricantes dan garantía a la vida de las baterías durante unos 160.000 kilómetros (a una eficiencia de capacidad determinada), que es mucho más de lo que ofrecen de garantía a los motores térmicos. Si tenemos en cuenta que los recorridos medios en ciudad con los coches eléctricos están cifrados en unos 50 kilómetros, no será necesario estar cargando el coche todos los días. Ah, es importante también tener en cuenta que si tu coche eléctrico va a estar parado una larga temporada, recargarlos cada 15 o 20 días para mantener la batería con una capacidad óptima de batería para evitar problemas.