Recientemente, dos grandes de la automoción mundial, como son BMW y Toyota, que también lo son culturalmente, han firmado un acuerdo de colaboración conjunta para el desarrollo del coche eléctrico con base en la pila de combustible con hidrógeno. Se trataría pues de la tercera generación de esta tecnología y, en realidad, este acuerdo conjunto ya tiene sus raíces en el año 2021 cuando las dos compañías ya habían firmado un “relación de cooperación a medio plazo en tecnología medioambiental…”.

Así, el Grupo BMW y Toyota Motor Company “… han firmado un acuerdo para reforzar su colaboración en el sector del hidrógeno, con vistas a crear una sociedad de hidrógeno y alcanzar la neutralidad en carbono. Ambas compañías colaboran en el desarrollo de sistemas de pila de combustible y trabajan en una conjunta creación para mejorar el desarrollo de las infraestructuras”.

Desde sus orígenes sobre temas de movilidad sostenible a nivel cooperación, BMW y Toyota tenían en su objetivo crear una sociedad de hidrógeno y alcanzar la neutralidad en carbono. Tan simple y tan complicado. Ya en esos acuerdos se han dado productos como el desarrollo de sistemas de pila de combustible y vehículos deportivos. Con esta “creación de una sociedad basada en el hidrógeno” se persigue ahora seguir creciendo en la innovación de tecnología en cuanto a sistemas de pila de combustible se refiere.

Un sistema de pila de combustible para el automóvil es el resultado de instalar en un vehículo un dispositivo químico que transforma de forma directa una determinada fuente de energía (hidrógeno) en electricidad que se almacena en baterías y se suministra al motor eléctrico del vehículo en cuestión. Para hacerlo, el hidrógeno se almacena en un depósito a alta presión y es mezclado con el oxígeno para producir esa electricidad. Toyota, por ejemplo, vende en España un modelo eléctrico por pila de combustible que se llama Mirai, ya por su segunda generación, con 182 caballos de potencia, cuatro puertas y maletero separado por un precio desde 65.000 euros. Tanto BMW, como otras marcas, también experimentan desde hace tiempo con la pila de combustible, aunque algunas han llegado más lejos que otras.

Tanto BMW como Toyota pretenden avanzar más en la pila de combustible de hidrógeno de tercera generación “… que se instalará en modelos de ambos fabricantes para ofrecer a los clientes un abanico más amplio de vehículos eléctricos de pila de combustible —FCEV, Fuel Cell Electric Vehicles—. Como primer paso, BMW tiene previsto lanzar su primer FCEV producido en serie en 2028”.

¿Por qué aliarse entonces si Toyota ya tiene ventaja y BMW hace años que experimenta con esta tecnología? Las colaboraciones entre fabricantes de automóviles mundiales es algo tan viejo casi como la propia industria, incluso de dos culturas tan diferentes como la alemana y la japonesa, pero es que así se unen fuerzas, esfuerzos, gastos, etc.: “Ambas compañías harán lo posible por crear sinergias en aspectos de desarrollo y aprovisionamiento, reducir los costes agrupando unidades de potencia y ampliar la demanda de vehículos comerciales y turismos. Al convertir los FCEV en una opción más asequible, la alianza contribuirá a la consecución de una sociedad basada en el hidrógeno”. Si ya para entonces consiguen bajar los precios de un coche de pila de combustible por hidrógeno sería todo un logro…

Argumentan, tanto de una compañía como de otra que “… que trabajar con socios afines es esencial para hacer realidad una sociedad basada en el hidrógeno. Dada la necesidad de crear focos de demanda de hidrógeno en las fases iniciales de popularización, Toyota y BMW fomentarán una oferta de hidrógeno sostenible a base de crear demanda y colaborarán estrechamente con empresas productoras de hidrógeno, así como con servicios de distribución y repostaje para garantizar un suministro estable de hidrógeno y reducir los costes”.